lunes, 25 de octubre de 2010
Nuestros cuerpos son el requisito más básico para actuar en este mundo. El yoga insiste en la necesidad de cuidar y mantener el cuerpo. ¿Qué haría usted si alguien le regalase un coche y le dijera que es el único que tendrá en toda su vida? ¿Cómo lo mantendría? ¿Le pondría acaso combustible y aceite de mala calidad, o lo trataría con un cuidado enorme, sabiendo que debe durarle toda la vida? No tenemos más que un cuerpo para toda la vida, y si abusamos de él y lo destruimos se nos convertirá en una carga. Claro que, finalmente, el cuerpo se desgastará por más que lo cuidemos, y por eso el hatha yoga nos enseña que el apego al cuerpo y la vanidad ocasionan dolor y sufrimiento. El yoga nos enfrenta a esta paradoja: ame a su cuerpo y cuídelo, pero no se apegue a él tanto como para olvidar que es efímero.
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