viernes, 26 de abril de 2019

Un cuento Zen

UN CUENTO ZEN

 Un anciano maestro estaba cansado de las quejas de su aprendiz. Una mañana lo envió a buscar un puñado de sal. Cuando volvió con el encargo, el maestro le dijo que mezclara el puñado de sal en un vaso de agua. Le pidió que la tomara y le preguntó “ que gusto tiene”?, a lo que su aprendiz respondió..”amargo”. El maestro sonrió y le pidió a su aprendiz que tomara el mismo puñado de sal y lo echara al lago. Los dos fueron caminando en silencio al lago más próximo. El maestro le preguntó “Qué gusto tiene?” A lo que su aprendiz respondió “ fresca”. El maestro preguntó: “Sentiste el gusto a la sal?” No, respondió su alumno. Ante esto el maestro se sentó a su lado y le dijo: “El sufrimiento en la vida es sal pura; ni más ni menos. La cantidad de sufrimiento en la vida permanece exactamente igual. Sin embargo, la cantidad de amargura que sentimos depende del contenedor en el cual pongamos ese sufrimiento. Por lo tanto, cuando estés sufriendo, lo único que puedes hacer es ampliar el sentido de las cosas. Deja de ser el vaso. Conviértete en lago.

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