EN QUÉ CONSISTE LA AURICULOTERAPIA 
auriculoterapia 

 Los 120 puntos que se encuentran en la oreja, se relacionan con distintas partes del cuerpo. 
Para estimular el correcto funcionamiento se emplean cuarzos, semillas de vegetales, atendiendo a un mapa de la oreja.
 A través de los movimientos, se logra restablecer la energía de varias zonas del cuerpo. En algunos casos se colocan microesferas de acero en la parte exterior, por lo que no hay riesgo de infección. Sin embargo, esta es sólo una de las múltiples técnicas asociadas a la auriculoterapia. 
 PUNTOS QUE TOMA LA AURICULOTERAPIA De acuerdo a cada parte del cuerpo que es tratada, se divide la aurícula de la oreja. Puntos funcionales: toman en cuenta el hambre, la sed y la sedación. Puntos regionales: boca, abdomen, piernas. Puntos orgánicos:consideran todos los órganos, riñones, hígado, corazón. Puntos de refuerzo:refuerzan la proximidad de los otros tres puntos. La acción directa sobre estos puntos se considera sumamente rápida.
 PRINCIPALES BENEFICIOS DE LA AURICULOTERAPIA 
En algunos casos es posible realizar la auriculoterapia no sólo para la curación sino para la prevención. El sobrepeso es la principal causa por la que asisten las personas a las terapias de auriculoterapia. Es combatido gracias a la posibilidad real que representa de liberar toxinas y líquido. Adicionalmente, disminuye los niveles de ansiedad que se incrementan durante el periodo en que se está sometido a un régimen dietético. No se trata de continuar comiendo de la misma forma sino de modificar también el patrón alimenticio. 
 Trastornos ginecológicos: la auriculoterapia también colabora en el tratamiento de la dismenorrea y del cese de la menstruación asociada a espasmos en el útero. 
Tratamientos psicológicos: la ansiedad y la depresión también asociadas a desequilibrios emocionales. 
Tratamiento de trastornos funcionales: estreñimiento, asma, e insomnio. 
Tratamiento del dolor: cefaleas, ciáticas y neuralgias. 
Disfunciones sexuales.
 Trastornos de la visión. 
La auriculoterapia está contraindicada en casos de embarazo, problemas graves de tensión y arritmia cardíaca, deficiencias inmunológicas y en niños menores de seis años. En algunos casos, si no se hace de forma correcta, puede traer como resultado infecciones y desmayos.