domingo, 12 de diciembre de 2010

Krishnamacharya

 

Quizá nunca hayas escuchado hablar de él, pero es posible que Tirumalai Krishnamacharya haya influenciado e incluso inventado tu Yoga.  Ya sea que practiques las series dinámicas de Pattabhi Jois, el refinado alineamiento de B.K.S. Iyengar, o el Vinyasa del ViniYoga hecho a tu medida, tu práctica se origina en la misma fuente: un bramin de un metro cincuenta y cinco nacido hace mas de cien años en una ´pequeña aldea del sur de la India.


No cruzo jamás ningún océano, pero el Yoga de Krishnamacharya se ha esparcido por toda Europa, Asia y las Américas.  Es difícil encontrar hoy día una tradición yoguica cuyas asanas no haya influenciado.  Aun cuando aprendas de algún yogui apartado ahora de las tradiciones asociadas con Krishnamacharya, es bastante probable que tu maestro haya estudiado previamente el método Iyengar, Ashtanga, o Viniyoga antes de desarrollar su propio estilo.  La mayoría de los profesores incluso de estilos no directamente relacionados con Krishnamacharya  han sido influenciados por algunos aspectos de las enseñanzas de Krishnamacharya.

Muchas de sus contribuciones han sido integradas de tal modo en el tejido de la tela del Yoga que, la fuente ha sido olvidada.  Se dice que Krishnamacharya es responsable del moderno énfasis en Shirshasana (paro de cabeza) y Sarvangasana (equilibrio sobre los hombros).  Fue pionero en el refinamiento de las posturas, en optimizar sus secuencias y en atribuir valor terapéutico a asanas especificos.  Al combinar pranayama y asanas, hizo de las posturas una parte integral de la meditación, en lugar de ser un paso en el camino que a ella conduce.

En efecto, la influencia de Krishnamacharya se puede apreciar, mas nítidamente, en el énfasis en la práctica de asanas, que ha llegado a ser la rubrica del Yoga de hoy.  Probablemente no ha existido otro yogui que haya desarrollado tan deliberadamente las prácticas físicas.

Recuperando las raíces del yoga

Cuando la Revista  americana, especializada en yoga  Yoga Journal me pidió que escribiera sobre el legado de Krishnamacharya pensé que seria tarea fácil seguir la huella de alguien que, murió solo hace una década.  Descubrí, sin embargo, que Krishnamacharya sigue siendo un misterio, incluso para su propia familia.  Nunca escribió sus memorias o se atribuyo alguna de sus numerosas innovaciones.  Su vida esta envuelta en mito.  Aquellos que lo conocieron bien ya son demasiado ancianos.  Y si perdemos sus recuerdos, corremos el riesgo de perder mucho mas que la historia de uno de los hombres mas notables del yoga,  corremos el riesgo de perder la visión de la historia de esta vibrante tradición que hemos heredado.Es curioso ver como la evolución de la personalidad de este hombre multifacético influencia el Yoga que practicamos hoy día.  Krishnamacharya comenzó su carrera como profesor perfeccionando su estricta e idealista versión del hatha yoga.  Y,  a medida que la corriente de la historia lo fue forzando a adaptar,  se transformo en uno de los mas grandes reformadores del Yoga.  

Emergiendo de las sombras

El mundo del yoga que Krishnamacharya heredo a su nacimiento,  en 1888, era bastante diferente al de hoy.  El yoga había perdido mucha fuerza debido a las presiones del régimen colonial británico.  Solo un pequeño grupo de hindúes lo practicaba.  Pero, a mediados del siglo diecinueve y comienzos del veinte, movimientos revitalizadores hindúes insuflaron nueva vida en la tradición india.  De joven. Krishnamacharya se sumergió en el aprendizaje de diversas disciplinas clásicas hindúes, incluyendo el idioma sánscrito, rituales, leyes,  medicina india básica.  Con el tiempo, iba a canalizar este amplio bagaje de conocimientos hacia el estudio del Yoga, en donde sintetizaría la sabiduría hindú de estas tradiciones.

Según notas biográficas escritas por Krishnamacharya cerca del término de su vida, su padre lo habría iniciado en el Yoga a  la edad de cinco años, época en que comenzó a enseñarle los Yoga Sutras de Patanjali, y le dijo que su familia descendía de un respetado yogui del siglo IX, Nathamuni.  Aun que su padre murió antes de que Krishnamacharya alcanzara la pubertad, inculco en su hijo una gran sed por el conocimiento y el sedeo especifico e estudiar Yoga. 

Las semillas de muchas innovaciones en las enseñanzas de Krishnamacharya se pueden encontrar en este texto, disponible ahora en una versión en ingles (Yogarahasya, traducido por T.K.V. Desikachar, Krishnamacharya Yoga Mandiram, 1998).  Aun cuando la historia del autor pudiese aparecer rebuscada, apunta a un importante rasgo de la personalidad de Krishnamacharya:  Nunca se atribuyo originalidad.  En su versión, el Yoga es divino.  Todas sus ideas, originales o no, se las atribuyo a los antiguos textos, o bien a su guru.

Después de su experiencia en el santuario de Nathamuni, Krishamacharya continuo la exploración de una panoplia de disciplinas clásicas indias, obteniendo diplomas en filosofía, lógica, divinidad y música.  Practico Yoga a partir de los conocimientos rudimentarios, obtenidos en los textos y en alguna entrevista ocasional con algún yogui, pero siempre anhelaba estudiar mas profundamente, como le había recomendado su padre.  Un profesor universitario lo vio practicando sus asanas y le recomendó que buscara un maestro llamado Shri Ramamohan Brahmachari, uno de los pocos hatha yoguis que todavía quedaban.  Sabemos poco sobre Brahmachari, excepto que vivía en una remota cueva con su esposa y tres hijos.  Krishnamacharya cuenta que paso siete años con su profesor memorizando los yoga Sutras de Patanjali, aprendiendo asanas y pranayama, y estudiando los aspectos terapéuticos del Yoga.  Durante su aprendizaje. Krishnamacharya dice haber dominado 3000 asanas desarrollado algunos de sus mas notables talentos, como detener el pulso.  A cambio de la instrucción,  Brahnmachari le pidió a  su leal pupilo que retornara a su ciudad a enseñar Yoga y a establecer una familia.


El desarrollo del Vinyasa Yoga

La fortuna de Krishnamacharya mejoro cuando en 1931 recibió una invitación para enseñar en el Sanskrit College de Mysore.  Allí recibió un buen salario y la posibilidad de dedicarse por completo a la enseñanza del Yoga.  La familia gobernante de Mysore, por mucho tiempo, había promovido todas las formas de arte autóctono, apoyando e inyectando nuevo vigor a la cultura india.  Por mas de un siglo ya había patrocinado el Hatha Yoga y la biblioteca contenía las mas antiguas compilaciones ilustradas de asanas que ahora son conocidas:  Sritattvanidhi (traducidas al ingles por el erudito en sánscrito Mormas E. Sjoman en The Yoga Tradition of the Mysore Palace, Adhinav Publications, New Delhi, 1999).

Durante las dos décadas siguientes el Maharajá de Mysore ayudo a Krishnamacharya a promover el Yoga a través de la india, financiando demostraciones y publicaciones. Siendo diabético el Maharajá sintió fuertemente la relación entre yoga y la recuperación de la salud, y Krishnamacharya dedico mucho tiempo a desarrollar esta conexión.  El puesto de Krishnamacharya en el Sanskrit College no duro mucho.  Era demasiado estricto y sus alumnos se quejaron.  Como al Maharajá le gustaba Krishnamacharya y no quería perder su amistad y consejo, le propuso una solución:  le ofrecio la sala de gimasia del palacio para que iniciara su propia escuela de Yoga, Yogashala.


EL YOGASHALA

Así empezó uno de los periodos mas fértiles de Krishnamacharya.  Durante este tiempo desarrollo lo que hoy se conoce como Ashtanga Vinyasa Yoga.  Como los pupilos de Krishnamacharya eran en su gran mayoría jóvenes activos, adapto técnicas de Yoga, gimnasia y lucha india, para desarrollar las secuencias dinámicas de asanas cuyo propósito era conseguir un insuperable estado físico.  Este estilo de Vinyasa utiliza los movimientos de Surya Namaskar (saludo al sol) para entrar y salir de cada asana.  Cada movimiento se coordina con una forma especial de respirar y drishti, o enfoque de los ojos en ciertos puntos, lo que ayuda a la concentración meditativa.  Con el tempo Krishnamacharya estandarizo las secuencias de posturas en tres series:  primarias, intermedias y avanzadas.  Los estudiantes eran agrupados de acuerdo a su experiencia y habilidad, teniendo que memorizar cada secuencia antes de avanzar a la siguiente.

Aun cuando Krishnamacharya desarrollo esta forma de practicar Yoga durante la década de 1930, permaneció prácticamente desconocida en occidente por casi 40 años.  Recientemente se ha transformado en una de las formas de Yoga mas populares, gracias al trabajo de uno de sus mas leales y famosos discípulos: K. Pattabhi Jois.

Pattabhi Jois conoció a Krishnamacharya en sus tiempos difíciles, antes de los años en el palacio de Mysore.  Era un robusto niño de 12 años cuando asistió a una de las charlas de Krishnamacharya.  Intrigado por la demostración de asanas le pidio a Krishnamacharya que le enseñara Yoga. Las lecciones empezaron al día siguiente,  horas antes de que sonara la campana de la escuela y continuaron cada mañana por tres años hasta que Jois tuvo que abandonar su hogar para entrar en el Sanskrit College.  Cuando Krishnamacharya acepto el puesto de profesor en ese College, dos años mas tarde, Pattabhi  Jois, desbordando de alegría reanudo sus lecciones de Yoga.

Jois conservo una inmensa cantidad de recuerdos  de los años que estudio con Krishnamacharya.  Durante décadas ha mantenido el trabajo que le dejo Krishamacharya con gran devoción, refinando las secuencias de asanas sin inflingirles modificaciones sustanciales,  tal como un violinista clásico pudiera matizar la melodía de un concierto de Mozart, sin cambiar una nota.  Jois, a menudo ha dicho que el concepto de vinyasa se origino en un antiguo texto llamado Yoga Kuruntha.  Desgraciadamente, el texto desapareció, nunca nadie lo ha visto.  Existen tantas historias sobre su descubrimiento y contenido – he escuchado por lo menos cinco de ellas que se contradicen – que uno se cuestiona su autenticidad.  Cuando le pregunte a Jois si el había alguna vez leído el texto, respondió:  “ No, solo Krishnamacharya”.  Enseguida le resto importancia a la escritura, indicando varios otros textos que, también dieron forma al Yoga que aprendió de Krishnamacharya, incluyendo el Hatha Yoga Pradipika, los Yoga Sutras,  el Baghavad Gita.  
  
Cualquiera fuesen las raíces del Ashtanga Vinyasa Yoga, hoy es uno de los mas influyentes componentes del legado de Krishnamacharya.  Quizás, este método, originalmente diseñado para los jóvenes, nos muestra un camino mas amigable hacia una espiritualidad mas profunda en una cultura que valora la energía y lo externo mas que lo interno.  En las ultimas tres décadas un numero creciente de yoguis se ha sentido atraído a su precisión e intensidad.  Muchos de ellos han hecho el peregrinaje a Mysore, donde Jois todavía enseña.



Sobreviviendo los años difíciles

Aun cuando sus estudiantes prosperaban y difundían su evangelio yoguico, Krishnamacharya volvió a encontrarse con tiempos difíciles.  Ya en 1947 el numero de alumnos había bajado, considerablemente, en el Yogashala.  Según Jois, solo quedaban tres alumnos.  El patrocinio gubernamental también se había terminado, India había obtenido su independencia  los políticos que reemplazaron a la familia real de Mysore tenían poco interes en el Yoga.  Krishnamacharya lucho por mantener viva la escuela, pero en 1950 tuvo que cerrar.  Un krishnamacharya de 60 años se vio en la situación de tener que empezar todo de nuevo.

A diferencia de algunos de sus protegidos,  Krishnamacharya no tuvo la fortuna de disfrutar de los beneficios de la creciente popularidad del Yoga.  Continuo estudiando, enseñando y desarrollando su Yoga en casi total oscuridad.  Iyengar estima que este periodo solitario , cambio la disposición de Krishnamacharya.  Según Iyengar, Krishnamacharya podía permanecer distante bajo la protección del Maharajá de Mysore.  Pero entregado a si mismo, obligado a conseguir sus propios estudiantes, tuvo mas motivación para adaptarse a la sociedad y desarrollar mayor compasión.

Asi fue como, en 1950, cuando Krishnamacharya luchaba por conseguir trabajo, debió aceptar un puesto de profesor en Mysore, en el Vivekananda College de Chennai.  Nuevos estudiantes aparecieron, incluyendo gente de diferentes profesiones, estratos sociales y en variadas condiciones de salud.  Krishnamacharya tuvo que ingeniárselas para inventar nuevos métodos de enseñanza.  Y, a medida que iban apareciendo estudiantes con menos aptitudes físicas  algunos incluso con incapacidades, Krishnamacharya debió adaptar las posturas para satisfacer las necesidades de cada uno.


Krishnamacharya variaba la duración, frecuencia y las secuencias en los asanas para ayudar a los estudiantes a alcanzar metas especificas de corto plazo, como recuperarse rápidamente de una enfermedad.  Y , a medida que los alumnos progresaban, los ayudaba a refinar las posturas hasta conseguir la forma ideal.  En su estilo particular, Krishnmacharya ayudaba a sus estudiantes a evolucionar de un Yoga que se adaptaba a sus limitaciones individuales, a un Yoga que maximizaba sus habilidades.  Este enfoque, que hoy día se conoce con el nombre de Viniyoga, se convirtió en la marca registrada de la enseñanza de Krishamacharya en sus décadas finales. 

Fue la reputación de terapeuta la que atraería al ultimo, y uno de sus mayores discípulos.  Pero en ese tiempo, nadie -y menos Krishnamacharya – sospecharía que su hijo, T.K.V. Desikachar, llegaría a ser un famoso yogui, el que traspasaría del mundo del Yoga occidental, la linea completa de las enseñanzas de su padre, en especial la de los últimos años.

Durante los años que enseño a su hijo, Krihsnamacharya continuo refinando su enfoque sobre el Viniyoga, haciendo programas especiales para los enfermos, para las mujeres embarazadas, niños, y por supuesto, para aquellos en la búsqueda dela autorrealización espiritual.  Llego, incluso, a dividir la practica de yoga en tres etapas, representando la juventud, la edad madura y la vejez:  Primero, desarrollar fuerza muscular y flexibilidad, segundo, mantener la salud durante los años de trabajo y de sustento de la familia, y finalmente, ir mas allá de la practica física para enfocarse en Dios.

Desikacachar observo que a medida que iban progresando los estudiantes, Krishamacharya no solo comenzaba a poner énfasis en l practica de asanas mas avanzadas, sino que también, en los aspectos espirituales del yoga.  Desikachar se dio cuenta de que su padre sentía que cada accion era en si misma, un acto de devoción, que cada asana debía conducir hacia la calma interior.  Del mismo modo, el énfasis que ponía Krishnamacharya en la respiración tenia por objeto transmitir implicaciones espirituales, conjuntamente, con beneficios fisiológicos.  De acuerdo a Desikachar, Krishnamacharya describía el ciclo respiratorio como un acto de entrega:  Inhala y Dios se acerca.  Mantén la respiración, y Dios permanece contigo. Exhala, y tu te acercas a Dios.  Mantén la exhalación, y entrégate a Dios.
 

Durante los últimos años de su vida, Krisnamacharya introdujo los cantos vedicos en la practica de yoga, siempre ajustando el numero de versos para que coincidieran con el tiempo que los alumnos debían permanecer en las posturas.  Esta técnica puede ayudar a los estudiantes a mantener enfocada la mente y los prepara para la meditación.

Cuando Krishnamacharya se inclinaba hacia los aspectos espirituales del yoga, respetaba las creencias individuales.  Una de sus mas antiguas estudiantes, Patricia Miller, que enseña hoy día en Washington D.C., recuerda que el dirigía las meditaciones ofreciendo alternativas.  Instruía a sus alumnos que cerrara sus ojos  observaran el espacio entre las cejas, y luego, decia: Piensa en Dios.  Si no en Dios, en el sol.  Si no en el sol, en tus padres.  Explica Miller que Krishnamacharya exigía solo una condición: Que admitamos que existe un poder mas grande que nosotros mismos.

Preservando un legado

Desikachar propaga hoy día el legado de su padre, dirigiendo el instituto Krishnamacharya Yoga Mandiram, en Chennai, India, donde se enseñan todos los diferentes enfoques que tenia Krishnamacharya sobre el yoga y sus escritos son traducidos  publicados.  Con el tiempo, Desikacahar abrazo toda la gama de las enseñanzas de su padre, incluyendo su veneración por Dios.  Desikachar, sin embargo, comprende el escepticismo occidental y enfatiza la necesidad de despojar el yoga de sus atadura hinduistas, de manera que siga siendo un vehículo para toda la gente.  La visón del mundo de Krishnamacharya estaba enraizada en la filosofía  vedica, la vision del mundo occidental lo esta en la ciencia.  Versado en ambas, Desikachar ve su rol como el de un traductor, llevando la antigua sabiduría de su padre a oídos modernos.

El principal propósito de Desikachar y el de su hijo Kausthub, es el compartir esta antigua sabiduría con la próxima generación.  Le debemos a nuestros hijos un futuro mejor, dice.  Su organización mantiene clases para niños y también para los niños incapacitados.  Y, además de publicar historias y guías espirituales con un sabor contemporáneo, Kusthub también esta produciendo videos para demostrar las técnicas, para enseñarle a los jóvenes, usando los métodos inspirados en el trabajo de su abuelo en Mysore.

Pero el conocimiento enciclopédico que, a veces, lo hacia aparecer distante, incluso arrogante en su juventud – intelectualmente intoxicado, como suavemente lo caracteriza Iyengar- con el tiempo creo la necesidad de comunicarse mejor con la gente.  Krishnamacharya se di cuenta de que una parte importante del conocimiento tradicional indio que el atesoraba estaba desaparecido, y decidió abrir su gran reserva de conocimientos a cualquiera con sano interés y suficiente disciplina.  Sintió que el yoga tenia que adaptarse al mundo moderno o desaparecer.


Hay un dicho indio que dice que cada tres siglos nace alguien para reenergizar una tradición. Es posible que Krishnamacharya fuera uno de esos avatares.  Teniendo un gran respeto por el pasado, no dudo en experimentar e innovar.  Desarrollando y refinando diferentes ángulos, hizo que el yoga fuese accesible a millones de personas.  Esa difusión y facilitación del yoga a todo el mundo es su mas grande legado.  Tan diversas como pueden ser las practicas nacidas del linaje de Krishnamacharya, la pasión y la fe en el yoga siguen siendo la herencia común.  El mensaje tácito que proveen sus enseñanzas es que, el yoga no es una tradición estática, es un arte vivo, que respira y crece constantemente, a través de los experimentos y experiencias de cada practicante.

EL MAESTRO
SRI T. KRISHNAMACHARYA
Este articulo fue escrito originalmente por Fernando Pagés Ruiz, periodista investigador argentino, y editor de Yoga Journal. Vive en Lincoln, Nebraska, USA.
Extraido de www.yogashala.cl
 T.K.V. DESIKACHAR: www.kym.org


Sri Tirumalai Krishnamacharya (November 18, 1888 – November 3, 1989)

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