Arquetipos de Jung: definición, características y tipos
Por Marcel Gratacós
Los arquetipos, según Jung, son patrones universales que forman parte del inconsciente colectivo y son la contraparte psíquica del instinto. Se tratan de imágenes y tendencias comportamentales y de personalidad. Ejemplos de arquetipos son la persona (cómo nos vemos a nosotros mismos), el padre (figura de poder) o el niño (inocencia, salvación).
En este sentido, un arquetipo sería un elemento que permite explicar la generación de una serie de imágenes mentales que son desarrolladas de forma muy similar por diferentes personas de diferentes culturas. La madre, el hombre sabio, el héroe o la doncella son algunos arquetipos que describió Jung.
Según Carl Jung, los arquetipos son la forma que le es dada a algunas experiencias y recuerdos de nuestros antepasados; son imágenes ancestrales autónomas que forman parte del inconsciente colectivo.
Una característica importante de los arquetipos es que no se desarrollan de forma individual en cada persona, sino que se generan a través de la influencia del contexto sociocultural de cada individuo.
La transmisión de esquemas de pensamiento y la experimentación de eventos típicos de cada sociedad se transmiten de generación en generación, creando así una serie de arquetipos comunes para todas las personas.
El establecimiento de arquetipos fue una de las bases de la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung, la cual sostiene que todas las personas presentan un sustrato común en su estructura psíquica.
El autor teorizó un gran número de arquetipos diferentes; de hecho, el número total de arquetipos resulta indefinido. Sin embargo, según el autor hay algunos más prevalentes e importantes que otros.
Los arquetipos son la forma mediante la cual se expresan una serie de experiencias y recuerdos referentes a los antepasados. Es decir, cada persona desarrolla una serie de arquetipos en función de las vivencias de su ascendencia.
De esta forma, los arquetipos defienden la idea principal del inconsciente colectivo y hacen referencia a representaciones mentales comunes que presentan todas las personas.
Contexto cultural
En el desarrollo de los arquetipos juega un papel de vital importancia la influencia del contexto cultural de cada persona. Los individuos no desarrollan los arquetipos en función de sus experiencias personales sino en función de las experiencias sociales de su entorno.
Independientemente de su origen colectivo, si se analizan los arquetipos de forma individual en cada persona, estos resultan patrones emocionales y de conducta que determinan la forma de procesar sensaciones, imágenes y percepciones.
Según Carl Jung, las influencias contextuales, culturales y antepasadas provocan la generación de los arquetipos, los cuales se acumulan en el inconsciente de los individuos y determinan gran parte de su desarrollo psíquico.
Símbolos y mitos
Para poder ejemplificar la idea de los arquetipos, Carl Jung utilizó los símbolos y los mitos que parecen estar en todas las culturas.
Según el autor suizo, el hecho de que todas las culturas presenten elementos comunes pone de manifiesto que las sociedades humanas piensan y actúan a partir de una base cognitiva y emocional que no se desarrolla en función de experiencias propias de cada persona.
En contrapartida, la base cognitiva y emocional de todas las personas estaría regulada por la teoría del inconsciente colectivo, la cual genera el desarrollo de una serie de arquetipos comunes para todos los individuos que se transmiten de generación en generación.Los arquetipos de Carl Jung son patrones de imágenes y símbolos recurrentes que aparecen bajo distintas formas en todas las culturas.
Se caracterizan por presentar una vertiente que se hereda de generación en generación, por lo que un arquetipo resulta una pieza que da forma a una parte del inconsciente colectivo, el cual es parcialmente heredado.
Los arquetipos son pues imágenes universales que se pueden detectar en manifestaciones culturales de distintas sociedades.
El habla, el comportamiento, las reacciones emocionales y los sueños son elementos mediante los cuales se expresan los arquetipos. Por este motivo, los arquetipos pueden detectarse y aislarse en cualquier tipo de conducta de las personas.
Según Jung, dichos arquetipos forman parte del inconsciente de las personas, por lo que afectan al comportamiento de una forma inconsciente. La persona no es capaz de detectar que cierta parte de su forma de ser está influenciada por los arquetipos desarrollados en su psique.
En este sentido, para ciertos psicoanalistas, los arquetipos de Jung son elementos que generan que ciertos roles y funciones aparezcan en situaciones muy diferentes de una misma cultura.
Los 5 tipos de arquetipos superiores
Según Jung, una persona puede desarrollar un gran número de arquetipos. El inconsciente colectivo resulta una estructura psíquica compleja que puede albergar un gran número de representaciones.
No obstante, el famoso psicoanalista suizo determinó cinco tipos de arquetipos con desarrollo superior a los demás.
Los arquetipos de Carl Jung pueden dividirse en dos categorías generales: los arquetipos principales y los otros arquetipos.
Los arquetipos principales son una serie de representaciones inconscientes que parecen tener un papel principal en el desarrollo de la psique humana.
De este modo, los arquetipos principales resultarían más relevantes y generarían una mayor influencia que los otros en la determinación del desarrollo de los rasgos comportamentales de los individuos.
En este sentido, Carl Jung determinó que los cinco arquetipos principales del inconsciente colectivo de las personas son: el ánima, el ánimus, la sombra, la persona y el sí mismo.
Ánima
Ánima significa en latín alma y, según a la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung, define las imágenes arquetípicas de lo eterno femenino en el inconsciente de un hombre.
El ánima resulta un arquetipo que realiza un vínculo entre la consciencia del yo y el inconsciente colectivo, abriendo así una vía hacía el sí-mismo.
El eterno femenino ha sido representado a lo largo de la historia a través de deidades femeninas como Inanna. Fuente: British Museum [Public domain]
Así pues, el ánima es el arquetipo sobre la figura femenina, la cual se encuentra presente en el inconsciente de los hombres. Resulta una imagen arquetípica que se encuentra vinculada al principio de Eros y refleja la naturaleza de las relaciones de los hombres, especialmente con mujeres.
El ánima se asocia con un elevada emocionalidad y con la fuerza de la propia vida. Según Carl Jung, a menudo los problemas relacionales de los hombres resultan un producto de la identificación inconsciente con el ánima o de la proyección del ánima en la pareja.
Este hecho, según el psicoanalista suizo, genera un sentimiento de desilusión de la persona real. Hay que tener en cuenta que las figuras ánima no son representaciones de mujeres concretas, sino fantasías revestidas de necesidades y experiencias de naturaleza emocional.
Las figuras más representativitas de este arquetipo serían las diosas, las mujeres famosas, las figuras maternas, las doncellas, le hechiceras y las criaturas femeninas.
Ánimus
Ánimus significa en latín espíritu y, según la teoría del inconsciente colectivo, hace referencia a las imágenes arquetípicas de lo eterno masculino en el inconsciente de una mujer.
Es decir, resulta el arquetípico relativo al ánima en la mujer. Al igual que en su paralelismo femenino, el ánimus forma un vínculo entre la consciencia del yo y el inconsciente colectivo abriendo así una vía hacia el sí-mismo.
El ánimus es un arquetipo que se encuentra vinculado a su principio logos y refleja la naturaleza de la conexión con el mundo de las ideas y el espíritu. Según Carl Jung, el ánimus resulta el arquetipo del significado.
Al igual que sucede con el ánima, las figuras ánimus no son representaciones de hombres concretos, sino de fantasías revestidas de necesidades y experiencias de naturaleza emocional.
La figura paterna es una representación del arquetipo animus.
Así pues, la figuras ánimus más características serían las figuras paternas, los hombres famosos, las figuras religiosas, las figuras idealizadas y los jóvenes.
Según la teoría del inconsciente colectivo, la identificación inconsciente con el ánimus o de su proyección en la pareja suelen genera un sentimiento de desilusión respecto a la persona real y generar dificultades vitales y/o conyugales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario