Para empezar, encuentra una postura cómoda para la meditación (sentado sobre un cojín o una manta, en una silla, o contra una pared). Puede ser útil establecer un temporizador de 10, 20 o 30 minutos para que puedas profundizar en la meditación sin distraerte.
Coloca las manos sobre las rodillas en Jnana mudra (índice y el pulgar tocándose), con las palmas hacia arriba para abrir tu conciencia o las palmas hacia abajo para calmar la mente. Analiza tu cuerpo y relajar cualquier tensión que sientas. Pon la columna vertebral lo mas derecha que puedas. Dibuja tu barbilla ligeramente hacia abajo y dejar que la parte de atrás de tu cuello se estire.
Lleva tu conciencia al centro de tu pecho. Comienza a repetir el sonido Om con cada exhalación. Puedes cantar Om en silencio o en voz alta, dejando que el sonido emane del pecho, como si tuvieras labios en tu corazón.
Deja que el sonido vibre como un gong, sintiendo el sonido de las ondas OM en todas las direcciones. Al trabajar con el sonido, tendrás la sensación de que cada Om ensancha tu corazón como un gran lago. Siente el Om, siente que tu corazón se lava de cualquier tensión innecesaria, apego, ni sentimiento.
Si surge una emoción en particular y comienza a dominar la meditación, permitir que sea impulsado por el mar de sonido. Mira por debajo, alrededor y dentro de esa emoción. Poco a poco, el sonido de Om se disuelve en el espacio y calma el corazón, como un gran contenedor.
Cuando quieras terminar, pone tus manos en Anjali Mudra (manos unidas en oración) y completa tu meditación con un momento de gratitud, de reflexión, de oración o la sensación de integración de la energía en tu vida. Puedes llevar tu conciencia a tu corazón en cualquier momento durante el día para volver a la sede del amor incondicional.
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